2018–05–28
octava edición de la ultra maratón de montaña The North Face Endurance Challenge 2018. Pacer > interceptada en el tramo final por su compañero incondicional dog-running como estilo de vida. en 2015 había debutado en DogRun, una carrera donde los perros corren junto a sus humanos Un pacer de cuatro patas Fueron trece horas de carrera que hicimos juntos.
“Brian es un fuera de serie, un loco, como casi todos los humanos que corren ultra. Su habilidad para correr no está en los entrenamientos, ni en las patas, ni en los músculos (que además son muy cortos). Su fuerte radica en su cabeza”,explica su veterinario Baltazar Nuozzi. Y agrega: "Brian puede correr mucho por varias razones. Una es la característica de los perros de utilizar como combustible las grasas y los hidratos en igual magnitud -en los humanos sólo los hidratos tienen gran efecto energético- con lo cual es como si ellos tuvieran dos reservas disponibles y nosotros una sola. Otras razones son su fortaleza mental, su autoestima, su ausencia de miedo y su cadencia: pasos cortos, parejos económicos y siempre iguales.
No estaba en los planes de ese fin de semana pero sucedió por esos misterios del destino que colocan a cada uno en el lugar preciso en que debe estar. Había pasado un poco más de una hora y media desde que Pilar Ramos había largado hacia una nueva aventura en su trayectoria deportiva. Junto a más de 2.700 corredores ese domingo se dispuso a atravesar los senderos de La Cumbrecita en la provincia de Córdoba que proponía la octava edición de la ultra maratón de montaña The North Face Endurance Challenge 2018. En un terreno muy técnico e irregular, con bajadas empinadas y varios pasos de agua, iba a recorrer 80k de montaña para ser interceptada en el tramo final por su compañero incondicional de cuatro patas, Brian.
“No fue algo planeado, se fue dando sobre la marcha. Me lo estaban cuidando mientras yo corría. La idea era que me interceptara en el camino y me acompañara algunos kilómteros. Me conectó en el km 20 aproximadamente -aunque él ya había hecho unos 10 o 15km con la persona que lo estaba cuidando- y empezamos a correr juntos. Me parecía una locura que corriera hasta el final conmigo, pero lo fui controlando y siempre estuvo bien”, dice la escribana de 31 años que ya cuenta con varias carreras de este tipo de exigencia en su historial deportivo.
Tampoco era la primera vez que Brian se encontraba con esta disciplina. De hecho, forma parte del grupo de “élite” de La Escuelita de Balta{.link}, una iniciativa del médico veterinario Baltazar Nuozzi que tiene como objetivo la sociabilizacion para perros cachorros y adultos y de reeducacion de sus dueños y que promueve el dog-running como estilo de vida. Con ese antecedente, en 2015 había debutado en DogRun, una carrera donde los perros corren junto a sus humanos para promover el deporte y la vida al aire libre. En esa oportunidad no había participado con Pilar sino con Laura Gordiola, una amiga que tuvo ganas de sumarse a la propuesta. “Ese fin de semana yo estaba fuera de Buenos Aires así que Brian fue con ella. Pero en medio de la carrera, se le soltó y salió corriendo para otro lado. Laurita lo corrió y volvieron al circuito. Así y todo tardó unos 19 minutos en correr los 5k, le ganó a los perros más grandes y obtuvo el primer puesto”, dice Pilar.
Después de esa experiencia, Brian siguió corriendo con Pilar, aunque casi siempre en la sierra. “Pero nunca fue con la intención de prepararlo para alguna carrera, sino que me acompaña en los entrenamientos. Nunca corrimos más de cuatro horas en sierra. Y, en kilómetros, lo máximo que cubrimos juntos fueron 33 kms. en un fondo que hice preparando el Ironman a fines del año pasado”, aclara ella.
Renegado e impredecible, Brian se ganó el apodo de “bombita” entre sus pares porque sin razón aparente suele tarasconear algunos talones y patas. “Con los otros perros y las personas que no conoce, es medio impredecible. Conmigo, es lo más cariñoso del mundo. Dormimos abrazados. Balta, su veterinario, dice que ese es el error, que está hiper apegado a mí y, como ya tiene ocho años, no tiene arreglo. De hecho, Balta lo ha llevado a la escuelita como ejemplo de mala conducta”, asegura Pilar entre risas.
Pero esa mañana en La Cumbrecita, Pilar sintió que podían lograr cruzar el arco de llegada junto a Brian y se dejó llevar por el impulso. Siempre estuvo atenta a sus reacciones. En cada arroyo paraba a mojarlo y lo alentaba a que tomara agua. Además, cada tanto le daba de la suya -Brian sabe tomar de caramañolas y chalecos de hidratación para corredores- y en cada puesto de hidratación le servían un vaso especial para él. “Sobre el final se lo veía cansado pero no mucho más que yo y entonces noté que ya iba más despacio. Lo fui hidratando todo el camino y también le di algunos premios comestibles, aunque no quiso comer demasiado en carrera. Siempre estuve atenta a su mirada. En los ojos yo me doy cuenta si se siente mal o algo similar En las subidas, él aceleraba el paso y me miraba como diciendo ¡apurate!”.
Cerca de la llegada, Pilar decidió cargarlo en brazos y, a pocos metros del arco, lo bajo y entraron juntos corriendo. " Cuando la chica me colgó la medalla, me preguntó si había corrido conmigo, y le dije que sí, que me había acompañado todo el camino, se me piantó un lagrimón". Fueron trece horas de carrera que hicimos juntos. Al regreso, Brian durmió todo el camino desde Córdoba hacia Buenos Aires y al día siguiente no se levantó de la cama.
Brian durmió dos días seguidos después de la carrera
Menudo desafío. Pilar y Brian no sólo tuvieron su medalla de finalistas sino que salieron segundos en la categoría 80k de damas, después de la ultra-runner Rory Bosio que en 2013, en el UTMB -una de las carreras más prestigiosas dentro del circuito de montaña que se corre todos los años en los Alpes, atravesando Francia, Italia y Suiza- estableció el récord en categoría femenina con un tiempo de 22h37m para los 160k.
“Brian es un fuera de serie, un loco, como casi todos los humanos que corren ultra. Su habilidad para correr no está en los entrenamientos, ni en las patas, ni en los músculos (que además son muy cortos). Su fuerte radica en su cabeza”,explica su veterinario Baltazar Nuozzi. Y agrega: “Brian puede correr mucho por varias razones. Una es la característica de los perros de utilizar como combustible las grasas y los hidratos en igual magnitud -en los humanos sólo los hidratos tienen gran efecto energético- con lo cual es como si ellos tuvieran dos reservas disponibles y nosotros una sola. Otras razones son su fortaleza mental, su autoestima, su ausencia de miedo y su cadencia: pasos cortos, parejos económicos y siempre iguales. Y la última razón es su amor correspondido por Pilar, el vínculo que tiene con ella roza lo obsesivo y sobreprotector con lo cual en una carrera siempre va a minimizar cualquier dificultad como hambre, cansancio o dolor, si es que la sufriera. Realmente tenemos mucho para aprender de ellos”, concluye con admiración.
Por: Jimena Barrionuevo
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BSpinoza 07:46 25/04/2018
Jack Russell, la mejor raza del mundo. Inteligente, valiente, corajudo, juguetón, un toque de locura y otro de rebeldia.
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