🏃 ULTRA ramoneando

Rodolfo Rossi, el Forrest Gump argentino que corrió de La Quiaca a Ushuaia por una causa solidaria

LA NACION

El ultramaratonista se propuso una épica hazaña para la que se preparó durante 30 años; lesiones físicas, condiciones climáticas adversas y un sinfín de experiencias de todo tipo fueron parte de la aventura

Jimena Barrionuevo SEGUIR

28 de noviembre de 2017  • 00:27

Se lo propuso y lo logró. En 2015, Rodolfo Rossi concretó un objetivo muy especial: correr por la ruta 40 a los 40. ¿El objetivo? Transmitir, a través de los valores del deporte, que todo sueño es posible. 9 pares de zapatillas, un equipo de apoyo y asistencia que se formó a través de Facebook una semana antes de la partida, atletas de gran trayectoria nacional y un centenar de argentinos y extranjeros inspirados por la hazaña, fueron su compañía durante los 113 días que duró el recorrido y que atravesó 12 provincias, 5.596 kms. a razón de 50 kms diarios con tramos de hasta 5.000 mts de altura y en los que el corredor se vio cara a cara con climas extremos, zonas con 14 grados bajo cero y vientos de 120 kms/h. Fueron 30 años de entrenamiento para enfrentar el mayor desafío de su vida y para demostrar que cualquier objetivo es posible si se realiza con pasión.

Todo había empezado como una broma en la época en que Rodolfo iba a la escuela. En el St. Bredans era conocido por su pasión por el running y algunas "locuras" que lo habían hecho famoso, como bajarse del tren cuando había alguna demora entre las estaciones de Retiro y Belgrano R e ir corriendo al colegio para no perder la asistencia perfecta a clases -objetivo que también consiguió entre primer grado y quinto año-. Fue su compañero Patricio Giménez (el hermano de Susana Giménez), contemporáneo suyo quien una vez, un poco en serio y un poco en broma, le dijo entre risas: "un día vos vas a correr por la ruta 40 y yo te voy a seguir en auto".

Pero ¿por qué la Ruta Nacional 40? ¿Qué la hacía tan especial para un corredor? "Me imaginé a mí mismo en el medio de la nada, sin preocupaciones, nada de por medio, con miles de kilómetros por correr e infinidad de paisajes por conocer. Pensé que podía sacarle el jugo a cada una de esas historias y esos conocimientos; sería una experiencia máxima, la experiencia de mi vida", recuerda Rodolfo Rossi, el ultramaratonista que, alentado por su padre, corre desde los once años y que representó a la Argentina en los Mundiales de Ultramaratón de Taiwán y Qatar, fue campeón argentino de 100 kilómetros y cuenta con el récord sudamericano de 24 horas en cinta, con 212 kilómetros.

Y fueron precisamente esas experiencias deportivas las que lo prepararon física y mentalmente para la travesía que iba a realizar. Debutó en la distancia de maratón (42km) en 1999 y, como confiesa, cometió varios errores de principiante: "no me puse vaselina ni en las tetillas ni en la entrepierna, salí muy rápido, no me hidraté lo suficiente. Terminé agónicamente, casi deshidratado, con las piernas y el pecho ensangrentados por el roce continuo. Tuve sensaciones encontradas al llegar. Primero lloré de emoción. Pero después me angustié por haber hecho mucho más tiempo que el buscado y tuve bronca por los errores", recuerda. Pero la experiencia fue incorporada y en el tercer intento en los 42km logró el segundo puesto. El esfuerzo estaba rindiendo sus frutos.

Los 100 km de Taiwán en 2003 fueron un capítulo aparte. En el kilómetro 45 del recorrido sintió un fuerte tirón en la espalda que lo obligó a recibir asistencia médica y caminar un buen tramo. Pero quería terminar la carrera. "Empecé a perder puestos a lo loco, pero ya no me importaba. Sólo quería llegar, como fuera. Unos abandonaban, otros hacían esfuerzos sobrehumanos por continuar: un francés corría con las piernas ensangrentadas, una rusa vomitó no menos de diez veces a mi lado y siguió corriendo. Una carnicería", dice Rossi.

Para 2010, cuando ya había nacido su segundo hijo, se propuso un nuevo objetivo: correr durante 24 horas en una cinta en Plaza de Mayo y superar el récord Guinness del australiano Joachim. Se sintió satisfecho con su performance durante las seis primeras horas pero luego la cinta se apagó y vinieron los inconvenientes. "Comencé a tener problemas gastrointestinales. Me descompuse. Vomité en forma reiterada. Caminé, me angustié, lloré. Pero llegué a completar las 24 horas gracias al apoyo de la gente. Una multitud festejó en la plaza reconociendo el esfuerzo de no haber abandonado", recuerda. Al año siguiente tuvo su revancha y obtuvo el récord de América del Sur en cinta.

Una ruta, miles de historias

La iniciativa de unir La Quiaca y Ushuaia a través de la ruta 40 y al cumplir los 40 tuvo su razón de ser y un fin social: contribuir a que los jóvenes tengan mayores posibilidades para cumplir sus sueños. Para esto, la gente y los sponsors realizaron aportes a favor de proyectos educativos y de índole social. ¿Y por qué a los 40? ¿"Porque es una edad en la que uno elige entrar en una crisis o renovarse. Yo elegí renovar mis metas, cerrar la primera etapa de mi vida -o abrir la segunda- con el máximo desafío del cual me creía capaz, que era, a la vez, mi máxima pasión, correr. Como en la parábola del águila que vuela hacia lo más alto de la montaña, golpea su pico contra la roca hasta arrancarlo y espera hasta el crecimiento de uno nuevo con el que desprenderá sus uñas y talones y luego emprende su vuelo de renovación, probablemente, a poco de cumplir los 40, se me caerían las uñas de los pies. Pero llegar al final, corriendo, sería un vuelo de renovación que justificaba cualquier sacrificio. Había que intentarlo. Si no vinimos a esta vida para darlo todo, ¿a qué vinimos?", reflexiona.

Fue el "Rifle" Varela quien le dio el nombre del Forrest Gump argentino mientras lo entrevistaba cuando se encontraba camino a la Patagonia. En su trayecto se mezlcaron las historias de superación, los personajes entrañables, los días de tristeza y angustia, pero otros en los que recuperaba la alegría y el entusiasmo y las lesiones físicas y dolores en el alma por estar lejos de su familia. Tuvo que ser infiltrado en una de sus rodillas -que le estaban pasando factura por los kilómetros acumulados-, bajó notablemente de peso, perdió masa muscular, se fracturó la mano cuando intentaba calmar una pelea de perros y se conmovió hasta las lágrimas con cada día que completaba. Pero la palabra abandonar nunca cruzó su mente. Rodolfo Rossi no iba a bajar los brazos.

"La ruta 40 fue mi vida en cámara rápida. Me enseñó a no marearme ni confundirme cuando estaba en lo más alto y a no abandonar cuando todo parecía volverse gris. La ruta 40 hizo posible el encuentro con seres muy queridos. A algunos les había perdido el rastro pero también me encontré con gente muy especial con la que me sentía unido. Se cerró el círculo. Todo vuelve, todo es cíclico y converge en un punto. La pasión une, la unión transmite energía y la energía contagia. Nada es casual. Todo, con pasión, es posible", concluye mientras piensa en voz alta.

En el límite Chubut, Santa Cruz, Rodolfo cruzó su camino con Remi, un francés hijo de madre argentina. Su abuela, que vive en Santiago del Estero, estaba muy enferma. Remi nunca había estado en Argentina. Tenía poca plata y el objetivo claro. Un día tomó su bicicleta, pedaleó 2.700 Kms hasta Lisboa, En el límite Chubut, Santa Cruz, Rodolfo cruzó su camino con Remi, un francés hijo de madre argentina. Su abuela, que vive en Santiago del Estero, estaba muy enferma. Remi nunca había estado en Argentina. Tenía poca plata y el objetivo claro. Un día tomó su bicicleta, pedaleó 2.700 Kms hasta Lisboa, Este jueves 30 de noviembre se realiza el lanzamiento del libro y el pre-estreno del documental de CORRE 40, a las 19:30 hs. en el colegio St. Brendans, Belgrano, Ciudad de Buenos Aires. La entrada es gratuita. Está producido por el prestigioso documentalista Carlos Pugliese que resume, en cálidas palabras, la experiencia de haber compartido el sueño de un corredor. "Me siento muy halagado haber documentado la hazaña de Rodolfo Rossi, alguien con dos atributos bien marcados: un atleta increíble y una persona increíble. Tal vez ser contemporáneos en el tiempo no nos permite dimensionar la proeza de quien convencido de sus fuerzas y su destino corrió 5.596 Kms, sin parar un solo día, por caminos difíciles,con climas y temperaturas extremas, y en varios casos en condiciones físicas desventajosas. Y esto lo hizo una persona de carácter tranquilo y con la intención de ayudar a las escuelas de la Ruta 40 a través de tres ONG que benefician a la educación. Un grande como atleta y como persona. Un día esta proeza será comentada como un hito del deporte en solitario argentino como fuera en su momento Vito Dumas dando la vuelta a mundo en un pequeño velero, Enrique Tiraboschi cruzándo el Canal de La Mancha en tiempo record en 1923 ,o Jorge Newbery al romper el record sudamericano en globo aerstático en 1909. Lejanos pero protagonistas del deporte argentino".

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