Resumiendo resumen: un siglo antes el libro anticipa un protagonista que unifica mediante la paz, el mundo dividido regionalmente en es siglo xxi. sería la encarnación del anticristo, porque es la seducción máxima de lo terrenal, ante lo cual la iglesia termina perseguida y todos olvidan a dios, y endiosan al Hombre. el personaje central: Falsenburgh como personaje recuerda a los principales dictadores del siglo XX aunque mezclado con una especie de Steve Jobs y John Kennedy, lo que lo hace más temible aún. Lamentablemente la reseña indica que la narrativa es pesada y se pierde un poco la dinámica, aunque las ideas son potentes. También se hace un vistazo del background del papa y se indican buenos autores del género.
¿Un Papa sci-fi?
Parece llamativo que un líder mundial como el Papa Francisco utilice una oscura distopía, cuyos ejemplares actualmente juntan polvo en la mayoría de las librerías de usados, para argumentar un mensaje tan importante en relación a sus intereses y los de su iglesia. No es tan poco común si consideramos que Jorge Bergoglio pertenece a una generación que vivió a sus 20 y 30 años la renovación de la ciencia ficción que se experimentó en los países de habla inglesa y produjo una explosión de traducciones al español. Los años 60´s y 70´s, tiempos formativos de Bergoglio y quienes tienen su edad, fueron los momentos más climáticos de la sci fi literaria: la publicación de los mejores libros de editorial Minotauro, Edhasa e Hyspamerica, sellos que publicaron extensísimas colecciones en las que incluyeron la mejor ciencia ficción que conoció el siglo XX. Autores como Philip K. Dick, Theodore Sturgeon, J.G. Ballard, Brian Aldiss, Isaac Asimov, Harlan Ellison, Ray Bradbury, Ursula K. le Guin y las reediciones de Un mundo feliz de Aldous Huxley y 1984 de George Orwell fueron lecturas indispensables para una generación que halló en la ciencia ficción la herramienta necesaria para espiar el futuro, analizar sus problemas y debatir sus soluciones. En aquellos tiempos la sci fi abandonó su condición de divulgadora de las ciencias más duras para adentrarse en el análisis sociológico y preguntarse por el destino de la humanidad. Y entonces tiene sentido que Bergoglio, como joven católico, en aquellos días haya recibido un ejemplar de Señor del Mundo buscando, al igual que sus amigos laicos, respuestas sobre esos temas en la misma frecuencia literaria. Esto explicaría que él mismo, en el año 2008, haya trazado una analogía de sus ideas utilizando como ejemplo la obra del católico John Ronald Reuel Tolkien, comenzando tal vez su propia tradición sci fi de obras de autores católicos, en la que podría incluirse también la saga de Narnia escrita por C.S. Lewis. La existencia de ciencia ficción católica tampoco es llamativo si conderamos que obras como La Ciudad de Dios de San Agustín o la Utopía de Tomás Moro pueden ser leídas como obras precursoras del género.