ramoneando

Hobert Rodrigo: Sísifo

Por qué repetir(se) puede ser monótono o trascendente

El autor escribe un texto corto, de tres páginas, y en términos coloquiales en el que repasa la idea de que nunca se está demasiado formado profesionalmente y que seguir preparándose es una forma de negar que no hay suficientes puestos de trabajo. La carrera nunca termina:

el hombre se transforma en autómata. [...] El mito de Sísifo invita a reflexionar sobre el absurdo de los procesos continuos, cuyo único objeto pareciera estar destinado a reflejar el carácter inútil e inacabado de los esfuerzos. Un hombre condenado a la repetición, inmerso en una carrera frenética hacia la meta inalcanzable. [...] el individuo corre como un hámster en la rueda sin fin. Sigue adelante más allá del desenlace porque lo único que parece tener sentido es el camino que transita.

Nada de errado tiene que haber en lo que Hobert ve. Pero sí se puede pensar si sirve la idea para el trabajo en sí mismo o además para otras áreas de la vida. Y en general la repuesta sería no, porque la artesanía (intelectual ... pienso en Charles Wright Mills) de alguna manera sí se desarrolla en tiempo de trabajo grato, y en refinamiento técnico. Y esto pasa en general en las áreas de artes y también en deportes y en espiritualidad por qué no.

La parte más nefasta de lo que relata el autor es esa especialización de manejar papeles presentados y requisitos en la que se desarrollan los investigadores y universitarios que responden a los códigos burocráticos y a veces nada más que eso.

De allí que un antropólogo o un bioquímico se vean conducidos a relegar sus avances con el sólo fin de convertirse en expertos para llenar formularios, replicar ponencias, distinguir las revistas especializadas, elegir a las que poseen jurados externos, acumular títulos y certificados, en suma, incorporar compulsivamente las lógicas de acreditación como propias. [...] El “síndrome del becario” [3] expresa parte del extrañamiento que produce la escisión del aspirante con respecto a la realidad que lo contiene. // En este contexto la formación permanente representa la opción excluyente para garantizar la continuidad laboral en el sistema. Para optar por ella es requisito poseer conocimientos.

[3] Con múltiples menciones, pero aún indefinido, este “síndrome” pareciera estar caracterizado por períodos de angustia relacionados con las obligaciones administrativas que deben llevar adelante los becarios, con la indefinición de sus proyectos vitales, con el creciente desapego de las problemáticas que abordan en sus investigaciones y con el cuestionamiento sobre el interés que estas despierten una vez finalizadas. La condición de becario remite a una espacialidad indefinida (a la cual le son escatimadas, cuando no negadas, garantías laborales básicas). Se es becado “para” algo, y sólo la concreción de ese “algo” brinda sentido al otorgamiento de la beca. Mientras tanto los sujetos deben proyectar y ejecutar los procedimientos que consideren adecuados y necesarios para poder destruir su estado de pasaje.