Los entrenamientos suaves son vitales para mejorar. Son los que crean la base necesaria para construir nuestra rutina y evolucionar como corredores. Son los que nos dejarán después apretar el acelerador a fondo cuando sea necesario. Los kilómetros a ritmos suaves -sobre todo en la zona aeróbica- cumplen funciones determinantes: además de crear una base sólida que nos permita estar preparados para las corridas fuertes, producen beneficios a nivel fisiológico, como aumentar el número de mitocondrias -algo así como los pulmones o centrales atómicas de las células-, asegurar un mayor aporte de la energía por parte de las grasas -lo que ayuda a mantenernos delgados y resulta de suma importancia para correr bien-, aflojar los músculos entre sesiones fuertes -el famoso trabajo regenerativo- y sumar kilómetros a un bajo costo para el cuerpo. Y la lista puede seguir.
Sería imposible evolucionar sin esta base. Por eso, en los trabajos suaves, es importante que vayas realmente suave. [...] Si bien la parte aeróbica es vital, está claro que con eso solo no alcanza. Las sesiones fuertes, y sobre todo la variedad, son esenciales para encontrar el equilibrio. [...]
Cuanto más suave y más largo sea el trote, más grasas estarás usando como combustible para esa actividad. Extendé el tiempo, andá más despacio y salí más veces. Ahí sí vas a ver que la aguja de la balanza retrocede hacia la izquierda sin pausa.