ramoneando

La línea que separa la autoestima de la arrogancia es tan delgada que para algunos parece no existir. Para Usain Bolt, por ejemplo, que se siente a la vez legendario, imbatible, insuperable y único. Posiblemente tenga razón. Nunca ha habido en la historia un atleta como él y si, como parece en probable, regresa de Río a su Jamaica dentro de tres semanas con tres oros más colgando de su cuello de toro, nunca lo habrá. Nadie, hasta que lo hizo él entre Pekín y Londres, había ganado el 100m y el 200m en dos Juegos Olímpicos consecutivos, y nadie había sido al mismo tiempo recordman mundial de las dos distancias. Nadie en los 120 años de historia olímpica moderna, hasta que lo haga él a las 3.25 y unos segundos de la madrugada del lunes 15 de agosto, ha ganado aún en tres Juegos consecutivos los 100m, la distancia reina, la que elige al hombre más rápido sobre la tierra.