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No hago tiempo, cuando cruzo la calle caminando, para frenar antes en ningún semáforo ni señal ni nada para pasar a la otra vereda. ¿Impaciencia, costumbre, ambas un poco y un poco? En cualquier caso me mando nomás entre medio de todo como sale. Ni siquiera voy por la esquina, como indicaría algún manual del buen ciudadano.

Espero a que pase un auto y busco pasar inmediatamente atrás. El problema no es pasar a media cuadra de distancia de la parte trasera de un vehículo, sino acercarse tanto que uno termina ya por rozar bastante el costado (a veces sueño que la rueda me pisa el pie, o arranca la rodilla). En los casos extremos, en que uno se adelanta a la acción, a veces es como si uno directamente encarara los autos de frente. El tema delicado es que si los conductores son tanto o más incivilizados que yo, esto que hago no les importa demasiado, es decir que no frenan, y están acostumbrados a gente que hace estas huevadas como yo.

Creo que me volví consciente de esta situación a principios del 2001 cuando volvía de Cuzco y pasé por lo que me pareció un país civilizado: Chile, o al menos así me pareció en base a lo que hacía la gente con los autos en la calle. Un día cruzo una calle chilena con mi idiosincracia de siempre y de repente ¡eek!: frena el auto que se me acercaba. Mi primer pensamiento: qué persona cuidadosa, respetuosa, miedosa o anciana. Después de pasar por la misma situación varias veces concluí que el errado era yo, y los acertados eran los conductores.

Otro contraste de relaciones entre el manejo en la calle y los pedestres es que escuché un testimonio bien simple sobre una alemana amiga de gente cercana que hablaba sobre la realidad local latinoamericana que ella conocía. Ella decía:

— Acá creen que es normal chocar, y todo el mundo chocó o conoce alguien que chocó. En Alemania eso no pasa. No conozco a nadie de allá que haya chocado.

Será que me estaré volviendo prudente, o imprundente pero a conciencia. Y no deja de ser la situación de los video juegos de los 80s y recordado en los 90s por el épico Seinfeld: el frogger. Esto es algo que pasa en muchas partes del mundo todos los días y nadie piensa en eso. Hasta que... ¡boom! Accidente. Accidentes por doquier. Una vida menos. Game over.