ramoneando

Gracias
Un recuerdo feliz del fallecido Conde Pascual

Admito que me gusta un poco lo metafísico, incluso lo esotérico. ¿A quién no le da un poco de sonrisa con picardía al pensar "será que capaz tengan razón los que sermonean tanto"? Claro que una parte de mí piensa que son todas burradas los que gritan por la salvación del mundo, que son para que alguna gente coma vidrio. Y también para que alguien curre a lo lindo. Pero una pequeña parte mía sospecha al mismo tiempo que hay mucha vida en lo que no podemos explicar.

Siempre me causaron además mucha gracia los ademanes que me parecen exagerados de algunos evangelistas. No quiere decir que no haya predicadores que no hablen con la máxima honestidad de un corazón. Respeto al máximo las creencias, y de hecho me parece deseable alimentar alguna/mucha fe. Simplemente me parece que una gesticulación y una cierta entonación forzada a veces no sirven más que para la burla. Al menos eso me pasa a mí.

Llama la atención la convocatoria que aparece hasta en la tele para quien se queda despierto hasta cualquier hora: "¡¡Hermano, hermana, pare de sufrir!!" Claro que nadie quiere sufrir (tanto), pero ponerle chúker a la vida (o a cualquier cosa, ni hablemos del mate) es un asesinato al sentido común. Pero bueno, es toda una industria así que mejor no nos la agarremos contra los edulcorantes. ¡Tantas industrias! La de azúcares sintéticos, la de pavadas en la tele, ¿y las iglesias hechas con publicidad amarillista? (Otro tema para titanes en el pantano.)

Uno de los momentos más divertidos (¿o de auxilio?) para un caminante es efectivamente ver que en la calle a uno le llegue a las manos un panfleto que anuncie no "vendo oro" sino justamente que ud. puede ser curado de sus males de amores con un tónico mágico, con una receta contundente, o con la operación simple de una vidente. Cada forma de manejar los problemas terrenos y celestes tiene sus encantos, sin duda. El tarot es un medio de interpretación casi ya sin tiempo, inmemorial, que gatilla la imaginación de un tiempo en que la escritura y el dibujo no iban separados. Pero lo que me sorprende es la cantidad de ángulos desde los que estas visuales te abordan.

Folletos repartidos de mano en mano también mutan y se multiplican en cartelería convocante y de tranquilidad gris. Si las procedencias de los afiches callejeros hicieran un club se unirían no solamente estudios de filosofías orientales, con profesores nativos de lenguas extranjeras, y los clases de matemáticas; sino también electricistas, gasistas, cerrajeros, pintores; y más allá los que convocan para campeonatos de fútbol con fines comerciales y los que te leen las manos o el futuro. Un festín caótico.

Y es que cuando uno bucea las expresiones burbujeantes de la ciudad encuentra de todo. En diferentes partes de la ciudad de Córdoba está pintado en spray la leyenda "gracias conde pascual", muchas de esas escrituras firmadas por "sra. coty". Parece que el sr. mencionado —parapsicólogo, brujo y curandero— no siempre cobraba si esto no era una posibilidad para quienes lo consultaban. Lo que se dice es que si la cura acertaba, entonces ahí pedía que le agradecieran de alguna manera: por eso es que la sra. coty y otros han pintado en aerosol su agradecimiento. Yo también digo gracias porque si bien El Conde ya no está con nosotros hay alguien que nos lo recuerda: no solo de pan vive el hombre.