En mi casa había libros de todo tipo. Me atrajo la imagen de caricatura que uno tenía en la cubierta. Había dos tipos al lado de un avión. Como era un estilo muy antiguo -un aeroplano- tenía cuatro alas en vez de cuatro. Yo no los conocía pero me llamó la atención que era un modelo que nunca había visto antes, a mis seis años. Y los dos personajes se parecían mucho a otros que yo conocía del videojuego Super Mario Bros. Orville y Wilbur Wright eran el uno flaco alto y el otro petiso bigotudo. Que los Wright fueran similares a los Mario me despertó simpatía y me produjo pasar de la tapa del libro a su interior. Así me metí en una historia sobre los primeros aviones y empecé a volar. O a leer, que es más o menos lo mismo.