La higiene es la virtud del cuerpo, como la virtud es la higiene del alma: Ambas,
virtud e higiene, que derivan del conocimiento, son el móvil de toda armonía. La
higiene es más bien una virtud que una ciencia como afirmaba Rousseau, porque
supone el poder (“vivir”) de prescindir de todo aquello que rebaja y daña la vida
por muy agradable que sea a los sentidos.
– José Marcos Valle