Las ideas no duran mucho. Hay que hacer algo con ellas.
Todo hombre puede ser, si se lo propone, escultor de su propio cerebro.
Razonar y convencer, ¡qué difícil, largo y trabajoso! ¿Sugestionar? ¡Qué fácil, rápido y barato!.
La hermosura es una carta de recomendación escrita por Dios.
La verdad es un ácido corrosivo que salpica casi siempre al que la maneja.
La amistad repugna la pobreza y el dolor, como la planta la oscuridad y el aire enrarecido. Si deseas conservar amigos, ocúltales tus penurias y pesadumbres.
Nos quejamos de los amigos porque exigimos de ellos más de lo que pueden dar.
O se tienen muchas ideas y pocos amigos, o muchos amigos y pocas ideas.
Nada me inspira más veneración y asombro que un anciano que sabe cambiar de opinión.
Lo peor no es cometer un error, sino tratar de justificarlo, en vez de aprovecharlo como aviso providencial de nuestra ligereza o ignorancia.
Los problemas que parecen pequeños son grandes problemas que aun no se entienden.
Sólo el médico y el dramaturgo gozan del raro privilegio de cobrar las desazones que nos dan.