ramoneando

Diego Cortés

infierno envuelto en un pañuelo

2003

y lo mejor
del día
es cuando viajo
en un colectivo
solo
con toda la gente
que habla
y espera llegar

veo el río
los edificios
las luces de los semáforos

y el cielo.

nadie espera
nada de mí
en esos momentos.

y yo no hablo
ni me río.


me he hablado
a través
de tantas palabras

y no me escucho

no me escucho.


no doy migajas
a nadie

ni las recibo


intentar que el mundo
sea nuestro.


y aunque todavía
guarde cosas
sólo en mi cabeza

lo demás
se encendió
y arde
a la vista de todos.


¿cuánta desesperación
cabe en tu mano?

toda la mía.

sostenela.


la tristeza
hace sus promesas

y las cumple

una
por una.