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Vacunas

Heidi Larson. "Los que se ven dejados de lado están resentidos con los expertos"

Causas. Antropóloga referente en el estudio de las vacunas, cree que el movimiento que las rechaza responde a un sentimiento de desconfianza en las élites y al privilegio de la evidencia personal sobre la científica

Comentario: Este es quizás uno de los temas más mediáticos y que pareciera sin sentido de lo que hace a la salud pública. Sin embargo toma tanta visibilidad que no se puede dejar de tenerlo en cuenta. ¿Siglos de mejoras sociales no dicen nada de lo que es recomendable para la salud de la población? Aparentemente la industria farmaceútica hace tantos estragos que hasta las vacunas se ponen bajo el ojo escéptico. Como salió una nota en el diario La Nación vale la pena darle un ojo.

Post-lectura: ¿Fundación Gates financia su investigación? Malas noticias.


EXTRACTOS

No se trata sólo de los republicanos. Robert Kennedy Jr, ambientalista e hijo del famoso senador demócrata, también es un público vocero antivacunas. ¿Por qué crece ahora este fenómeno en el mundo?

No es algo que salió de la nada. Hay un terreno fértil para la ansiedad y el cuestionamiento al que se suman líderes políticos que, de alguna manera, endosan ese cuestionamiento y lo llevan a un nuevo nivel. Creo que también es parte de una polarización social más amplia. No tendríamos el Brexit o a Trump sin esta profunda grieta, con personas que sienten que han sido dejadas afuera -por ejemplo, en Gran Bretaña sienten que todo va a Londres y nada al resto del país; en el centro de Estados Unidos, que han perdido los trabajos vinculados a la industria y la agricultura, mientras el dinero fluye a Silicon Valley y a la Costa Este- y que cada vez se sienten más resentidas respecto de aquéllos a los que les fue bien. La gente que se ve dejada de lado también se siente resentida hacia los expertos y quieren tomar las cosas en sus propias manos. Es el mismo sentimiento que había antes de la Revolución Francesa. Hay momentos en la historia en que la gente se harta de las élites. Creo que esto está afectando a las vacunas, pero no sólo a ellas.

En la Argentina, donde hay una gran polarización política, el rechazo hacia las vacunas crece especialmente en los niveles más educados y ricos de la sociedad. ¿Cómo se explica este rechazo de las élites intelectuales o económicas a lo que dicen expertos salidos de su propio seno?

Éste es un muy buen punto. Por un lado, hay una suerte de cosa perversa en la que los cuestionamientos aparecen entre los menos educados y los más educados. Entre éstos, creo que hay un sentimiento de que saben más, una especie de arrogancia, de que alcanza con ofrecer comida orgánica y volver a la naturaleza. Entre los que no tienen la mejor educación y tienen menos ingresos, hay mucho estrés y desconfianza hacia el gobierno. En el medio están los indecisos: se vacunan porque saben que deben hacerlo, pero tienen cuestionamientos a ciertas vacunas en particular, o no quieren darles a los chicos varias vacunas en una sola vez, porque tienen la idea de que es demasiado. También están los vacunadores que pertenecen a la élite y miran por encima a los demás. Con todo, hay que tener en cuenta que las personas que cuestionan las vacunas son una minoría, aunque una minoría que se escucha muy fuerte.

Muchos de los que desconfían se informan a través de Facebook o Twitter, donde pululan las noticias falsas y las teorías conspirativas. ¿Por qué creen ellos que van a encontrar la verdad en las redes sociales, en vez de con los médicos o a través de la evidencia científica?

Su noción de evidencia es el testimonio personal. No les importan nada los números, porque "los números no son mi hijo", los números refieren a otros. Pero cuando ven a alguien como ellos contar una historia sobre su hijo, eso tiene significado. Recuerdo a uno de ellos cuando le dije: "No hay evidencias de lo que dice". Me contestó: "Yo soy la evidencia".

Parece que no se comprende la diferencia entre "evidencia científica" y "evidencia" en la vida cotidiana. ¿Aumentan las redes sociales este malentendido contemporáneo?

Lo que está ocurriendo es que se producen cámaras de eco. En Facebook se da "me gusta" a los que piensan como uno. Se cree que todo el mundo piensa así o tiene los mismos problemas, pero sólo son los del propio círculo. Cuando la gente leía los diarios, estaba expuesta a distintas opiniones o, al menos, tenía acceso a algo del contexto. Ahora, depende de qué lado estás y a quién leés en tu Facebook. Y esto no va a cambiar necesariamente si hay una epidemia, porque estamos observando que aun donde hay brotes de sarampión, los antivacunas extremos se niegan a vacunar a sus hijos.


PUNTO PROBLEMÁTICO!!

¿Cuánto influye en esto la desconfianza hacia la industria farmacéutica? Cuando fue la pandemia de gripe A H1N1, en la Argentina hubo un escándalo por la compra de antivirales que no tenían mayor efecto terapéutico. Desde entonces, algunos creen que todo es un negociado, incluso las vacunas?

Sí, es un problema en muchos países. En Japón, por ejemplo, tuvieron que suspender la recomendación hacia la vacuna contra el HPV pero no porque hubiera alguna evidencia científica en su contra, sino porque estaban paralizados por la agresividad de los antivacunas. Estos grupos ven conflictos de intereses en todas partes. Cuando empecé el Proyecto de Confianza en las Vacunas, algunos me criticaban por tener financiamiento de la Fundación Gates. ¿Cómo no vamos a hablar con la industria farmacéutica? Si los perdemos, estamos en problemas en salud pública. Francamente, los controles de calidad de la industria privada son superiores a los de los productores estatales de vacunas. Y la industria ha cambiado mucho internamente en los últimos tiempos. Casi que se fueron al otro extremo... No pagan ni un café en los congresos ahora (se ríe).


¿Cómo es el proceso psicológico de una madre que rechaza proteger con una vacuna a lo más preciado que tiene, su hijo? Se ha dicho, incluso, que los desmayos de jóvenes colombianas mientras les aplicaban la vacuna contra el HPV fue un caso de histeria colectiva...

Sí, es cierto. Vivimos en un mundo donde se deforesta y urbaniza, donde la dinámica de las poblaciones hace que virus que antes estaban en los bosques -como el VIH o el zika- pongan en riesgo a grandes poblaciones humanas, por lo que yo quisiera proteger más que nunca a mi hijo con una vacuna. Pero creo que deberíamos hablar de las vacunas en una forma diferente. Los antivacunas utilizan imágenes donde somos bombardeados con químicos que corren por nuestras venas sin control, cuando las vacunas, en verdad, son estímulos para nuestro sistema inmunológico natural, lo hacen trabajar mejor para cada uno. Hay que cambiar la forma de hablar.

¿Hay también una responsabilidad de la comunidad médica en los rechazos a las vacunas?

La comunidad de la salud pública ha dado muchas cosas por sentadas a la hora de incorporar nuevas vacunas, sin explicar claramente las razones por las que vacunamos, simplemente incorporando más y más inyecciones a los calendarios. Fuimos entre inocentes y arrogantes, y ahora estamos pagando el precio por eso. Tenemos que renovar el contrato social con el público; hacer un esfuerzo extra por escuchar las dudas; no hacer propaganda sino crear vínculos de confianza; entender a las madres jóvenes que están en los consultorios, chequeando todo lo que dicen los médicos a través de Internet, en Facebook y por WhatsApp.


Referencia a link británico, yanqui, global,