ramoneando

Sombras funcionales (no fantasmas)

Corriendo vueltas alrededor del Parque Sarmiento es fácil perder noción del tiempo cuando uno va con la cabeza felizmente apagada. Con entrenamiento se llega a perder cuenta de las vueltas hechas marcando el perímetro de dos millas con los pies. ¿Cómo saber cuántas vueltas terminaron y cuántas más hay por hacer? Dejar de contar es una opción.

Cuando uno trota las veredas, a la hora del mediodía de verano, se busca sombra para aliviar la fatiga. Cada vez que uno pasa por un punto X del recorrido tiene sombras diferentes. Así, tomado como reloj de arena sol, la sombra no sirve como fantasma de peligros o miedos sino como una referencia útil, natural, para contabilizar vueltas y tiempos sin cronómetro y con más aire puro.