ramoneando

Clarice Lispector

Cerca del corazón salvaje (1944)

Comprende la vida porque no es suficientemente inteligente para no comprender.

Y fue tan cuerpo que fue puro espíritu.

Pero es que basta con silenciar para vislumbrar, debajo de todas las realidades, la única irreductible, la de la existencia.

Hay cosas indestructibles que acompañan el cuerpo hasta la muerte como si hubieran nacido con él. Y una de esas es lo que surge entre un hombre y una mujer que viven juntos ciertos momentos.

Alguien que me recoja como a un perro humilde, que me abra la puerta, me regañe, me alimente, me quiera severamente como a un perro, eso es lo que quiero, como a un perro, como a un hijo.

Nada existe que escape a la transfiguración.

La pasión según G. H. (1964)

Entonces, antes de entender, mi corazón se puso blanco como se ponen los cabellos.

Por la lentitud y el tamaño, era una cucaracha muy vieja. En mi arcaico horror por las cucarachas aprendí a adivinar, aún a la distancia, sus edades y peligros; incluso sin haber encarado nunca realmente a una cucaracha conocía sus procesos de existencia.

Revelación de un mundo (1984)

Saudade es un poco como el hambre. Sólo ocurre cuando se come la presencia. Pero a veces la saudade es tan profunda que la presencia es poco: se quiere absorber a la otra persona toda. Estas ganas de uno ser el otro para una unificación completa es uno de los sentimientos más urgentes que existen en la vida.

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